Hábitat
Las regiones que conforman el hábitat natural de la especie son el este dePakistán, India y Sri Lanka, donde vive en zonas de matorrales, prados de clima seco y bosque caduco. Se adaptan con facilidad al cautiverio mientras no sean molestados y se los alimente con regularidad, característica que unida al atractivo visual que ofrece la especie permitió su domesticación ya en los tiempos del rey Salomón en Judea.
A Grecia llegó con el retorno de las expediciones de Alejandro Magno, y desde allí se hizo conocer por toda Europa.
Una de las principales adaptaciones de la abeja melífera consiste en los colores de su cuerpo, amarillo y negro. Estos colores ayudan a la abeja melífera a combinar con los colores de las flores, lo que es útil durante la polinización. La abeja melífera está protegida de los depredadores y es atraída por las flores que pueden tener algunos tonos de su propio cuerpo. Las abejas viven a menudo cerca de las flores y jardines.
unque la mayoría de los iguaninos vive en hábitats secos, existen algunas excepciones. Las iguanas de Fidji y Tonga, por ejemplo, viven en selvas húmedas, y también la iguana común (Iguana iguana) y la de cuello desnudo (I. Delicatissima) se adentran en este tipo de ambientes, aunque frecuentan sus linderos. En todo caso, el acceso a la luz solar directa en esencial para las iguanas y éste suele ser más fácil en hábitats secos y abiertos. Estos animales ectotérmicos (de “sangre fría”) y estrictamente diurnos regulan su temperatura desplazándose hacia una zona expuesta al sol o, inversamente, refugiándose de la luz directa cuando su temperatura corporal aumenta demasiado.
La duración de estos períodos viene controlada hormonalmente por la glándula pineal, una estructura del cerebro que recibe a veces el nombre de “tercer ojo”. Cuando la temperatura del cuerpo de la iguana llega a su óptimo térmico, sus sensores térmicos le inducen a buscar refugio en la sombra o en un ambiente más frío. Este óptimo puede ser tan alto como 45ºC o incluso superior y estar extremadamente próximo del valor límite, más allá del cual se produce l muerte. La importancia de la termorregulación es bien patente en la iguana marina, una especie que vive en un medio ecuatorial árido, pero que busca su alimento en las frías aguas de la corriente de Humboldt.
Puede permanecer hasta media hora sumergida y disminuir a la mitad su ritmo cardíaco (lo que limita la circulación y las pérdidas térmicas); cuando sale del agua recupera el ritmo respiratorio normal y entre en calor al exponer su cuerpo oscuro al sol tropical y apoyar su parte inferior en las rocas caldeadas por el sol. Por lo que respecta a la regulación térmica puede decirse, por lo tanto, que la iguana marina dispone de lo mejor de ambos mundos: un medio marino frío en el que su temperatura corporal puede alejarse al instante del peligroso máximo tolerable y un medio terrestre que le permite calentarse con rapidez hasta alcanzar la temperatura requerid para iniciar la digestión.
En cambio, las iguanas terrestres de las Galápagos, como la mayoría de los iguaninos, no pueden refrescare en el mar y se ven obligadas a buscar la sombra bajo los arbustos, en madrigueras excavadas en el suelo o en oquedades y grietas rocosa.
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